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Hay días que parece que nunca van a llegar, hay lideres que nunca se van a ir.

Hoy despedimos a Guillermo “el Caballo” Pereyra. El compañero fue dueño de una energía que solo podría provenir de su origen, de su trabajo y de su misión de lucha por los derechos de los trabajadores y la justicia social.

En cualquier rincón del mundo, y en especial en donde el entorno o las situaciones son más rudas, allí es donde uno quería tener un líder al lado como Guillermo.

Cada uno de quienes alguna vez estuvimos a su lado, o incluso sus adversarios, sabíamos que era un hombre extraordinario. Siempre pícaro, inteligente y hasta el último momento sabio.

Pereyra pasó por este mundo y se notó su paso. Su Personalidad tenía el tamaño de su lucha, de la poderosa industria que integraba, de su gremio fuerte y leal. Le dejamos un fuerte abrazo a su familia, trabajadores y líderes del Sindicato de Petroleros Privados y a los compañeros y compañeras del Movimiento Popular Neuquino que sentimos una tristeza profunda por su partida.